julio 30, 2001

Triste Soledad


Hoy la tristeza toca a mi puerta. No encuentra espacio para avanzar. 
El paso libre tiene adelante donde le espera la soledad.

Ambas se unen en mis adentros llenando lo que a su paso está, 
dejando en mí una gran miseria y pocas fuerzas para luchar.

Salgo a la calle, veo mucha gente, voy entre ellas, les veo pasar, 
pero son sólo muchos extraños. Todo parece falso, irreal. 

Siento que vivo a gran distancia del vasto mundo en que inmersa estoy 
y que mi entorno, lo circundante, es espejismo, falsa ilusión.

Siento un gran frío dentro del alma, hondas estelas de gran dolor, 
de gran tristeza y desesperanza, melancolía, vacío y temor.

Temo a lo triste que estoy por dentro. Le temo al frío, a la soledad. 
Temo al desierto de mis adentros. Le temo a lo que pueda pasar.

Quiero librarme de este vacío que me produce la soledad. 
Quiero ser libre de esta tristeza que me ha robado toda la paz.

Quiero llenarme de tantas cosas. Quiero ser libre y fuerte gritar 
que hay un espacio dentro de mi alma que necesito de amor llenar;

Llenar de sueños y de esperanza;  llenar de alivio, de gozo y paz; 
llenar de hermosos, dulces momentos, de mucha fuerza y felicidad.

Y saturarme de fantasías, que todo tenga vida y color, 
que nunca vuelva la cruel tristeza, que nunca diga qué sola estoy.

Mas mientras llega a mi ese momento, por el que ansiosa voy a esperar, 
yo me resigno a la larga espera con mi tristeza y mi soledad.